Estoy a solas conmigo,
y en mi dulce soledad,
sueño mis ideales.
Me acompaña el paisaje,
el me lleva, a que mis sueños
sean de todos los colores,
sueño con no desfallecer,
aunque el viento sople en contra,
sueño que no dejo de soñar,
con tener siempre una ilusión,
y no atarme a la monotonía,
no dejaré caer
mis sueños al suelo.
Contemplo el horizonte de la vida,
en el cual diviso sonrisas y lágrimas,
nubes grises y sol radiante,
la existencia tiene,
una de cal y otra de arena.
Observo la sangre,
que inyecta el sol a las nubes,
cuando el astro conduce a su descanso,
es la mágica hora del día,
donde las dos luces se mezclan.
El fecundo vientre de la tierra,
extenderá su aroma con el rocío nocturno,
la tierra por dentro,
nunca está en decadencia,
viviré este anochecer,
sin pensar en el día siguiente.
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